This article was originally written in Spanish and reflects the experience lived by a spanish citizen. However, an automatically translated version of the article can be found here.
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Ha llegado el final de un año eterno para muchos, y que ha traído malas noticias para todos. Sin embargo, haciendo balance de lo ocurrido en estos últimos 12 meses, siempre hay experiencias de las que aprender y aspectos positivos que recordar.
Es por ello que he decidido escribir esta entrada, alejada de la temática general de mis publicaciones. En ella intento hacer una revisión general del año aplicable a todos, pero que también utilizaré a modo de recuerdo personal con experiencias que diferencio en cursiva.
Antes de comenzar, quisiera dedicar un párrafo a todas las personas que han perdido la vida o se han visto severamente afectadas por esta pandemia, inesperada y muy desafortunada. El aspecto sanitario es una muy mala noticia y queda totalmente fuera del ámbito al que se refiere esta entrada.
Comienzo del año
Aunque para muchos ha quedado en el olvido, en la mayor parte del mundo 2020 no ha sido solo pandemia. Durante el primer cuarto de año, nuestras vidas fueron una continuación del año anterior, el estilo de vida cotidiano y también con la amenaza cada vez más fuerte de la existencia de un cierto virus que se expandía por todas partes.
En mi caso, durante esta época del año pude clasificarme junto a mi equipo a las finales de la liga universitaria de eSports, en la que obtuvimos muy buenos resultados quedando primeros de grupo. Si los resultados eran buenos en la siguiente fase, tendríamos la oportunidad de viajar a Madrid para disputar una final presencial.
Por otro lado, también tuve la oportunidad de participar en mi primer concurso de programación competitiva por equipos (la fase local del concurso Ada Byron) y quedar en el primer puesto junto a dos compañeros de clase. Una experiencia gratificante después de varios meses de entrenamiento que nos clasificaba para la fase nacional que se realizaba de forma presencial.
Meses de confinamiento
Llegó el día en el que aquella enfermedad que se propagaba a gran velocidad por el mundo ya era considerada una pandemia mundial y se decretó el Estado de Alarma y confinamiento total en España. Esto ocurrió de forma similar y prácticamente simultánea en muchos otros lugares y supuso una parada en seco de las vidas de miles de personas, que veían canceladas todas sus tareas y proyectos pendientes con mucha incertidumbre sobre el futuro.
Por mi parte, tanto el torneo universitario, que prometía una final presencial; como el concurso de programación, que necesitaba de un espacio cerrado para disputar su final, quedaron cancelados junto a otros viajes que tenía planeados.
Junto a ello, la actividad universitaria, que no estaba en su mayoría preparada para una situación así, quedó también parada sin ninguna información por el momento.
Tener de un momento a otro las 24 horas del día a disposición para hacer lo que cada uno quisiera fue desesperante para muchos, debido a una preocupación lógica por su futuro académico o profesional; o simplemente por no saber cómo rellenar con actividades tanto tiempo que antes estaba ocupado.
Sin embargo, este momento fue una oportunidad que permitió escapar durante un tiempo de una ajetreada y estresante rutina para dedicarlo a uno mismo y también para invertirlo en proyectos personales que quizás todos habíamos dejado aparcados por las obligaciones cotidianas. Fue un respiro inesperado.
También permitió a organizaciones y empresas de todo tipo experimentar con nuevas metodologías de funcionamiento a distancia con las que no se habrían atrevido a jugar en otras circunstancias, simplemente por el desconocimiento de su eficacia.
Finalmente, la competición de programación resultó quedar cancelada, pero el torneo universitario se jugó online, quedando finalistas a nivel nacional con un resultado muy bueno.
En último lugar, nos ayudó a valorar las relaciones interpersonales y también a buscar nuevas formas de comunicarnos con la gente a la que queríamos.
Nueva normalidad
Pasados unos 3 meses de confinamiento, la expansión del virus comenzó a relajarse, y con ello las medidas restrictivas, que permitieron volver a una cierta normalidad. Dicha normalidad cambiaba la forma en la que la gente se reunía en espacios públicos, y ahora las multitudes era algo completamente impensable.
Este hecho eliminó fiestas, grandes celebraciones, festivales, y en general todo evento que reuniese en un mismo espacio a grandes cantidades de personas. Además, imponía el uso de mascarilla como medida de protección.
Con estas medidas, y también en parte durante el confinamiento anterior, se tuvieron que buscar nuevas formas de entretenimiento que en muchos casos no eran las habituales, lo que permitió descubrir hobbies, descubrir actividades nuevas, incluso visitar nuevos lugares.
Respecto a mi experiencia, noté el cambio en las actividades que realizaba al aire libre ya que probé muchas actividades que previamente no habría planeado. El entretenimiento en casa no varió mucho respecto a la ‘antigua normalidad’.
A la llegada de septiembre, la ya extendida tendencia del teletrabajo también me permitió compaginar mi horario lectivo de clases con una primera toma de contacto con el mundo laboral, en el que actualmente sigo adentrándome.
Fin del año (resumen)
Haciendo balance de este año, considerados todos los aspectos anteriores, debo decir que puedo equilibrar la balanza en aspectos positivos y negativos.
Es cierto que 2020 me ha quitado varios eventos que tenía planeados y de los que tenía ganas, pero por otro lado también es verdad que me ha dado muchas otras experiencias y algunas de ellas no habrían sido posibles sin la situación que hemos vivido.
Este inicio de década nos ha dado una nueva perspectiva sobre la forma en que nos relacionamos con la gente y también ha permitido a mucha gente conocerse a sí misma, dando un parón a la rutina agitada que muchos llevábamos, y permitiendo dedicar más tiempo a uno mismo.
También ha permitido experimentar con nuevas metodologías y en general nuevas experiencias a todos, que en situaciones normales muchos nunca se habrían arriesgado a probar.
Aún así, una pandemia mundial no es una buena noticia para nadie pero, por suerte y coincidiendo con el final del año, podemos ver la luz al final del túnel.
Feliz año nuevo 2021, para el que sólo deseo que no haga falta una reflexión como esta para obtener aspectos positivos, sino que sean más que evidentes.